En un frío día de invierno, una manada de erizos se juntan para resguardarse de la helada gracias a su propio calor, amontonándose unos encima de otros. Pero sucedió que se pincharon entre ellos y el dolor fue tal que tuvieron que separarse rápidamente, con lo que otra vez sintieron frío.
Así que entre el peligro de morir de frío o de hacerlo por el dolor que se infringían mutuamente con sus espinas, acabaron encontrando la distancia correcta, aquella que les permitía no morir de frío y no hacerse demasiado daño, de manera que el frío y el dolor fuese soportable.
Parábola El dilema del erizo. Arthur Schopenhauer
Desde que nacemos, nuestro temor más grande es estar solos. Nuestro subconsciente sabe que es difícil satisfacer nuestras necesidades humanas sin relacionarnos con los demás, además somos seres sociales por naturaleza.
Sin embargo, a medida que vamos creciendo y desarrollamos nuestro propio carácter, nos damos cuenta de que la relación con los demás no es fácil, nos herimos con frecuencia a causa de nuestra propia incomprensión e imperfección, de nuestra naturaleza humana, y por otra parte nuestro subconsciente nos pide “mantener las distancias”.
Cuanto más cercana sea la relación entre dos seres, más probable será que se puedan hacer daño el uno al otro. Sin embargo, sin acercamiento se vive el dolor de la soledad…
Cuentas ventana con betún de judea y rosas
Broches y pendientes
«No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser junto a ti todo lo que soy»
Feliz Vida!!
Muackss